Hoy el poeta sufre en su loco exilio
tratando de entender lo sucedido,
ve partir sin cesar a tantos amigos
como vecinos, primos, tíos y conocidos.
Sufre lentamente y su agonía expresa
el sentir de sus familiares y cercanos,
nos llevan la delantera y su ausencia
será la cal de esta horrible y odiada epidemia.
Hoy no llevan sus líneas quizás finura
ni la miel que el lector tanto disfruta,
no lo permite quizás la actual coyuntura
o tal vez el dolor, que en su pecho se arrulla.
Te fuiste amigo y no debiste quizás irte
por que el virus colmo tu cuerpo sin resistir te,
apartarme un lugar en aquel cielo celeste
donde están ya mis ángeles que conociste.
¡Adiós amigo! Que tu descanso sea eterno
como fue tu vida en este hermoso lindero,
extrañaremos de ti los ratos extremos
donde reímos y compartimos, muchos recuerdos.
¡Adiós amigo! Que los ángeles te mimen
que sin querer a su morada tu subiste,
acabará algún día este mal que persiste
o tal vez te visite de repente… como tu lo hiciste.
BLASON