I
Se hizo de día un sábado aquel caluroso verano,
abrí la persiana para mirar el día por la ventana,
como no trabajo, me puse a observar la mañana,
pero nuevamente me quede dormido en pleno.
En ese sueño alguien se apersonó y me dijo:
por la ventana observara una persona muy debilitado
de un mal que le aqueja y ya esta imposibilitado
para seguir viviendo. Hazme un gran favor hijo,
tu solo deberás decirle, que él carece de dolencia,
insístale que no esta afectado de ninguna enfermedad,
desperté de un salto, el hombre ya esta en la proximidad,
apronte mi vestimenta para cumplir con obediencia.
Cuando me apersone él esta recostado contra el muro,
me le acerque y apoye su cuerpo contra el mió con apuro. II
En la mirada de aquel hombre había un profundo vació,
y le pregunte: ¿que le anda pasando mi buen amigo,
porque anda caminando solo en este estado? le digo,
estoy tan enfermos que ya ni lo quiero malestar a lo mió,
Entonces era la oportunidad para decirle lo encomendado.
¿Quien dijo que tú estas enfermo? estas completamente sano,
el contesto, ojalas, Dios te oigas y que me lleve de la mano,
pero hombre, clara que estas en sus manos y lo va cuidando.
Cumplí el encargo, y acompañe a esa persona hasta su casa.
Comente a algunas personas, aun sin saber el resultado,
Yo no sabía en que consiste aquel acontecimiento improvisado.
Le reste importancia y en poco tiempo aquel hecho se me pasa.
No paso mucho tiempo, aquel hombre mejoro y ahora esta curado.
Pero yo doy gracia al Creador por ser su instrumento improvisado.