He conocido mujeres
pero ninguna como ella,
congelante como nieve
y perfecta para acuarelas.
Su cabello florece
como girasol en primavera,
y su gesto muy tenue
como dije, te congela.
Su mirada es endeble
como todo un laberinto,
si te enreda te pierdes
abarcando el infinito.
Viste de manera desigual
a su silueta de lirio,
espigada y natural
sembrada en el paraíso,
y para improvisar el final
hablaré de sus zapatillas,
que esconden aquel lunar
de sus huellas que minan,
el camino que tomaré
para verla de prisa.
Mujer hermosa
en grises zapatillas