Madre de mi vida

Hoy en la soledad del silencio de mis pensamientos más profundos, y haciendo un aparte a mis días de hombre tuve un poco de tiempo para ti mamá, y hojeando lentamente las páginas del libro de mi vida comencé a recordar tantos momentos vividos a tu lado y me di cuenta, por vez primera, lo importante que eres para mí y lo que significas en mi periplo.
A usted le debo tanto que nunca podría sumar con creces la deuda de amor que le profeso desde el mismo instante en que tu sangre fluyó por mi cuerpo. Recuerdo tantas cosas de ti que quizás no recuerdo nada, e inventando mundos de fantasías comencé a tejer las respuestas a tantas preguntas sin contestar.
Pensé que agradecerte calladamente en mi soledad no compensaría tantos mares de amor que me has dado, por lo que te dedico estas líneas que nunca llenarán el vacío inmenso que tanto amor ha dejado en mi corazón.
“Gracias por aquella primera sonrisa que en lo más profundo de tu alma dibujaste cuando supiste que en tu vientre germinaba la vida”
“Gracias por aquellas largas conversaciones secretas que sostuviste conmigo cuando con la mirada perdida en tantos sueños infantiles tocabas tu vientre y acariciabas los días que estaban por llegar”
“Gracias por aquel dolor aguantado con los dientes apretados cuando dejé el refugio calido de tu cuerpo y vi la luz del mundo por vez primera”
“Gracias por aquella primera lágrima que se dibujó en tu rostro cuando descansé en tu pecho, me alimentaste con las ternuras de tus caricias y me atrapaste para siempre con esa sonrisa que ha sido el faro de mi existencia”
“Gracias por darme de beber de tus pechos la sangre bendita de tu espíritu para saciar mi hambre de niño y mis llantos ensordecedores”
“Gracias por aquel rostro de ternura que aliviaba mis miedos cuando en la mitad de la noche me sentía solo, y sólo tú me llevabas a la tranquilidad de tus brazos.”
“Gracias por enseñarme a pronunciar aquellas primeras palabras que fueron música para tus oídos cuando por vez primera dije tu nombre: mamá”
“Gracias por esperarme con los brazos abiertos cuando temeroso e inseguro comencé a dar mis primeros pasos de niño, sólo tu paciencia y la seguridad que volvería a ti me dieron la valentía suficiente para poder comenzar a caminar por los difíciles caminos de la vida”
“Gracias por ser aquel ángel que me cuidaba todas las noches con tus rezos cuando cerraba los ojos y tú le pedías a Dios por mi vida y mi destino”
“Gracias por enseñarme el camino correcto de la verdad, la bondad y el Temor a Dios, sólo a través de éste se logra alcanzar la autenticidad de hombre”
“Gracias por alentarme con tus palabras sabias cada segundo de mi existencia para poder enfrentar con decisión y fortaleza los retos que día a día se me presentan como hombre”
“Gracias por ese silencio inmenso que me das en las palabras ocultas de tus ojos bondadosos y ese grito ensordecedor de las lágrimas ignotas de tu alma de mujer”
“Gracias por enseñarme a amar de la misma manera en que tú lo has hecho hasta el día de hoy, sin la fuente eterna de tu sabiduría de madre jamás sería lo que soy”
“Gracias por tus manos siempre esperándome”
“Gracias por estar en el refugio de tu corazón”
“Gracias por ser mi ángel de Dios en la Tierra”
“Gracias por las gracias que me quedan por darte”
“Gracias mamá, Gracias”