Que te vengas conmigo

En cada traspié con el cielo me sentía tan bien,
bebe un sorbo de este silencio si quieres
yo calco tu piel en este papel
y si tenemos ocasión
me ahogas con las zarzas de tu voz.
Me mata la misma luz que a ti te cura
ya lo sabes, con los ojos en el techo,
y estos versos rotos
que no paran de vomitar
recordando aquel sol
que no me querías regalar.
Me despelleja el corazón
y me recoge la alegría
en sus campos de minas de diez a diez,
con el sonajero de la luna
que no para de temblar
viendo que amanece,
viendo que te irás.
Esconde todo el brillo
que vas dejando.
Quién no sirvió para dañar tus labios.
Cántale una canción
a la lluvia que te tapa
los huecos de la espalda
que ya llevas demasiados.
En la cuesta arriba tortuosa
de tus ojos de aguarrás
promete que me sujetarás,
si te descuidas me caigo por este terraplén
cuando te veo andar solo
por la noche o algún dia
se vengarán los besos que le
robamos a la luna
cuando estaba desfasada.
¿Te acuerdas de aquel pájaro
de plumas azules que nunca quiso
anidar en tu guitarra?
estaba muy harto de tener que aguantar
tanta soledad en una mañana.
No dan abasto mis pies al caminar
cuando sigo tu cara,
abro el gas
y a prenderme fuego el pecho
en el ocaso de tu calendario muerto.
Enredándome entre las
hileras de tu vida
que se me asemejan
telarañas,
he salido hoy a buscarte
con esta camisa rota
y un mapamundi vuelta atrás
y me recibes con el corazón en remojo
y la tristeza infinita de tus ojos
cayendo al fondo de un barreño azul,
mohoso.
¡No me mires así!
Que le estoy cortando los flecos
a la falda de la luna
que te acuna,
que te canta una nana
sin sangre de cebolla,
yo te doy si quieres lagrimas de cocacola
y en este charco de alquitrán a hueso y piel
te planto un barrizal, un rinconcito
para cuando te hartes de sufrir
que te vengas conmigo.