Me quedan mil lunas a las que apartar la vista,
cien paseos por el infierno,
diez sueños que destruir,
un sol donde dibujar tu sombra. . .
A mi ángel de la guarda le robaron las alas,
voy solo,
sin miedo,
en este estado crítico
es donde encuentro el equilibrio,
en mis más oscuros pensamientos
es donde veo todo más claro,
pude ser un diamante por pulir,
pero elegí ser un roto por coser,
pude ser un genio,
como tú,
como vosotros,
pero elegí lo ordinario,
lo común,
mi mundo cómodo,
vulgar,
y a la vez tan complicado,
sin líos de intelectual,
con un pensamiento ajeno a opiniones.
Es siempre lo mismo,
lo mismo siempre,
lo sé,
los mismos dilemas,
la misma lucha,
el mismo magma en mi interior,
las mismas ganas,
la misma flojera. . .
Si te apetece huye,
pero si como ayer me dices te quiero,
huiré contigo,
no tengo miedo a perderme por el camino,
sé volver a casa,
dejaré un rastro de folios en blanco
por si tengo que escribir nuevas derrotas,
me alimentarán
como al buitre la carroña. . .
Me quedan mil sombras que atravesar,
cien medallas que no colgarme,
diez cartas enviadas a ninguna parte,
un beso con el que despedirte. . .