Camino esta calle, la de Borges
húmeda vereda, fundación, mito...
Perro que cruza,
arrastrando escuálida señora;
ciclista, semáforo, patrulla...
colectivo y el humo que se cuela
en la esquina iluminada,
remota intersección de mundos;
un cartel:Tango Backpackers...
mil avisos, treinta platos,
geométricos manteles amarillos.
Me dejo llevar, casi que caigo,
entre mesas de rojos tetraedros.
Llega el tinto,
glorioso Malbec, casi impensado,
y un bife se desangra en charco vino...
Ignorante del público, me agobio:
Ir y venir de gordas, novios, gringos...
Cuando de repente...
detrás de esa fuente, aparece él:
inefable piloto en la noche porteña...
y el Tango es Libre
y Adiós Nonino,
y un Verano Porteño a contramano...
En la añosa vereda de Palermo...
se arrastra una mochila;
la mano nerviosa
recoge un mechón de viernes de oficina;
más manos que se tocan...
Ciruja, neón en la parada.
Extraña ciudad, extraña noche
de cosas amadas, entrañables.
Piazzola en el aire;
en el cuerpo, bife,
y un Malbec en el borde de la boca...
Borges sabrá disculpar esta ignorancia...
Que historia, ademas de poeta puedes ser escritora. Muchas felicidades. Ya te habÃa leido, el de la distancia, me gustó mucho. Me preocupa el dolor que escribes en esas lÃneas, en casi todas tus poesÃas, recuerda que Dios a todos nos asigna un ángel, y ese a tu lado siempre está. Te agradezco mucho tu comentario, me halagan tus palabras. Saludos.