Elegíaco

Llevo apretujado tu recuerdo en lo más recóndito del alma
Encubierto de galimatías secretas, proscritas a todo el mundo
En la calle saludo y sonrío al amigo que pasa sin que lo note
No profetiza que detrás de aquella sonrisa lentamente muero
Que de tanto llorar en desconsuelo casi están ciegos mis ojos
Pués de los tuyos solo cosecharon desengaños y desdeños
Es noche tarde y las sombras se agazapan en sus madrigueras
El libro de versos que leía ya se escurrió lerdo de entre mis manos
Los cocuyos compinches de mi dolor atisban a través de las hendiduras
Sedicioso, el sentimiento se aglutina en mis mejillas sin poder evitarlo
En la penumbra, enciendo la mecha del quinqué con pávido ímpetu
Nunca sabrás el insano afán que corroe mi alma por volver a verte
Y con mi boca, ávida por el deseo de no tenerte, cautivar tus labios
De encarcelarte en mis brazos y que ya no fueras golondrina fugitiva
Y sentir los latidos de tu corazón galopar al compás de mi pulso
Que exhausto y desvelado, contempla el titilar de las estrellas
Dime que tú también sueñas en tu alcoba con el utópico regreso
Y apago la luz del quinqué para que su fulgor no derrita mis lágrimas