Reprimendas aladas

Me di cuenta entonces
que infravalorabas mi eco,
tu mirada diría a voces,
que se cansaba de mi dueto.
Te equivocas cuando piensas
que mi sonrisa es fija,
que una alegría es escrita, y que jamás varía.
Te confundiste si creías
que yo era poesía,
ella nace del alma
y la mía no siempre aguanta.
El ruido de las calles
que fueron escritas sin leyes,
lo que hace que una mente
no sea o fuese brillante.
No es mi vida fingida
si lo es mi patria querida,
nunca quise ser gracioso
y tampoco un ser solitario.
He aprendido de la vida
a tener energía,
rechazar la tristeza
y alejarme de las peñas.