Se abre el alma, supura la oscuridad en bocanadas trasnochadas
Nace la mañana despertando en aroma a nostalgia,
Lazos de muerte asoman a los latidos separados de la ignorancia
Cada estrella se apaga ahogada en sus propias lágrimas
Socavando el amanecer de las mañanas sin sabia
Fallece la esencia puesta en las manos de silentes semblanzas
Despierta el monstruo que acecha y aplasta
Cada luna es opaca, cada cometa se desborda en su fugaz mirada
Desperezando el cielo siente sus ojos cerrados a la alborada
Raíz desarraigada que no encuentra su sabia, su sapiencia discernidora
Sale por la puerta de la añoranza, se escapa por la ventana de la distancia
Es un agujero negro, el big bang de la Santa Compaña
No respira, no amanece solo los labios sellados en la vileza sagrada
No batalla, no se expande, se contrae hasta plegarse en el centro de la nada
No unifica, es el libre albedrío del caos y fenece entre suspiros y estancias
Oídos sordos al renacimiento, a la renovación, al paso que su senda no halla
Burla del destino, vacío de deseos, salto al mundo silencioso,
Sonrojo de anhelo, esperanza sellada a sangre y fuego
Cada respiro cuesta adosarlo con el génesis de tu propia mirada
Se paré la tristeza en contracciones de agónica y amorfa saña