Aun le falta una de azúcar al café

El matiz del brillo amable del gran sol
despertó mi realidad tan intangible
te habías ido, tu lugar quedo vació
y yo estaba en mi ignorancia confundido
tu eras algo, lo que llamo imprescindible.
Sin embargo sacudí mi insensatez
en el bosque del rencor limpie mi pena
y seguí en el triste andar de la premura
batallando con el peso de mis dudas
enterrando tu silueta en las arenas.
De mi casa al trabajo y a dormir
platicando con mi almohada cada noche
contagiada del perfume de tu piel
simulaba que eras tu mi gran querer
quien oía con paciencia mis reproches.
Cada día en mi cocina en la mañana
endulzaba el tibio ciclo del café
y al beberlo sentí que algo le faltaba
era el néctar que tus magia le aportaba
porque siempre tu sabor era de miel.
Paso el tiempo y encontré una joven tierna
y con ella estoy sintiendo amor febril
es sencilla,delicada, una gran gente
se ha adentrado en las neuronas de mi mente
y me siento mas tranquilo y muy feliz.
Cada instante le da el toque a los momentos
y paseamos en el parque citadino
nos deseamos con el fuego de la sangre
recorremos el sendero del paisaje
y sentimos el aroma de destino.
En verdad ella es la dueña de mi mundo
me regala el tibio talle de su piel
sin embargo en la tacita de mi suerte
siempre hay algo que me mueve el subconsciente
aun le falta una de azúcar al café.