Desde que tu no estás...
nada confunde, nada inquieta, nada vive,
ni las flores ocultas robadas de algún
jardín imaginario,
sobreviven los traumas y las perfidias,
reverdecen los ocultos túneles del tiempo,
matan las esperas de alguna noticia,
sobrevuelan los mismos carroñeros
de siempre, buscando mi carne fresca,
para su bocado obligatorio.
Desde que tu no estás...
nada sirve ni deja de servir,
conciente o no,
miro el espejo
irrevocable en sus miradas,
consuetudinario en sus hábitos
de realezas sugestivas,
si he de extrañarte lo haré
sin refugios ancestrales,
sin el mínimo orgullo de decirlo,
sin la máscara de mis ausencias,
porque desde que tú no estás....
la posible realidad de una vida
se ha convertido en la probable
secuencia de la muerte.