Casi todo permanece igual:
los jazmines continúan despertando adormilados sentidos,
y la tierra ávida de vida agradece la oportuna lluvia,
gente que va,
gente que vuelve,
y mi reloj no cesa de dar su hora grandilocuente.
Esperanzas que mueren,
esperanzas que nacen,
la ciudad se apaga lentamente,
y mañana nuevamente la misma y otra historia.
Círculos perfectos de la repetición,
donde nada escapa a su dominio,
donde todo se envuelve en su movimiento cíclico,
casi todo permanece igual,
excepto que hoy, él no ha llamado. Miriam Mancini/2004/A A.S.