Jamás me he vuelto a sentir tan arropada,
como cuando tú abuela, me mirabas,
tus ojos sin tocarme me acariciaban,
y era tan dulce y clara tu mirada
que no nos podía pasar nada.
Aunque no lo dijeras nunca,
se que me querías
y te fuiste apagando en silencio
casi sin darnos cuenta
como se apagan las velas.
Te fuiste porque te llamaron
y en tu ánimo
no estaba hacer esperar a nadie
o fuè simplemente que dejamos de necesitarte
y al no sentirte útil te marchaste
en silencio, de puntillas y con la luz apagada,
por no molestar ni nos lo dijiste,
pero nosotros abuela necesitamos
el dulce calor de tu mirada,
sigues siendo querida y recordada.
:-D Enhorabuena Sinceridad, sigue escribiendo y aprovecha el \"momento\" que tienes para poder escribir, ya que la inspiración no viene a visitarnos todos los dÃas. Gracias por compartir tu sensibilidad con los que sólo leemos poesia. Siurell