A MI CONGREGACION

"A MI CONGREGACION"
Cuando se abrieron las flores
de tu jardín, la alborada
llegó toda perfumada
y hasta estrenando colores.
Tras ella dos mil cantores
pajarillos jubilosos,
con sus trinos melodiosos
destrozaron mi tristeza,
pues eran en la grandeza
de sus cantos, generosos.
Cada cual con su instrumento,
cada cual con su canción,
en íntima comunión
con los murmullos del viento;
ni perdían el aliento
ni el ritmo y la entonación.
Era una consagración
de ese parterre sagrado
a donde fui convocado
para mi satisfacción.
Un arroyuelo corría
como graciosa serpiente.
A veces muy diligente
y otras más se detenía,
saltaba o bien, se perdía
bajo los sauces llorones
y entre tantas emociones
que de ahí se derivaban,
pareciera que rezaban
las almas sus oraciones.
Gloria al Dios que entre las rosas
abiertas de su jardín,
vino a sembrar un sin fin
de graciosas mariposas.
Gloria a las almas dichosas
que por tu jardín transitan;
que repiten y repitan:
"Gloria al Padre, Gloria al Hijo
y al Espíritu prolijo
del Amor, en donde habitan..."
Ya no he de buscar riquezas
mudables y terrenales
que son como los cristales
y engañan con sutilezas.
Construiré mis fortalezas
en tu Jardín ¡oh Dios mío!
A tu piedad me confío
y a tu perdón sin medida.
Llena de amor esta vida,
que de amar estoy vacío.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC (Derechos reservados)