Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Poesía
Todos
Ordenar por:
Mas recientes
Menos reciente
Más vistas
Defecto
Poema
Categoría: Familia

A MI MADRE, A MÍ MAMÁ, A ÁUREA

 


 


Ojos quietos, sosegados, de dinamismo enérgico y vital, pero suave, dulce y completamente armónico, de mirada mansa pero de contundencia total, penetrantes y absorbentes sin poseer, todo compartiendo con hondura y profundidad sin fin, complicidad incondicional desde LA SABIDURÍA, que como no, albergaba dulzura infinita, complacencia, satisfacción y sonrisa madre, hermana y amiga, brotando, surgiendo y naciendo en un recorrido sin extremo ni término y definitivo la BELLEZA de quién todo lo comprende, lo ama por encima de todo y todo lo acepta, lo asume, lo asimila, lo puede y lo comparte, regalando HERMOSURA, sin acaparar nada y fluyendo sin posible mesura desde su espíritu divino hacia un espacio intemporal, majestuoso y reinante. Ojos y mirada del más ancestral, poderoso, digno, honorable, encantador y elevado linaje, más allá de lo humano, gemelos diamantes independientes y dos estrellas más amables, reconfortantes, ingentes, luminosas, decididas, sabias, absolutas y sensuales para los sentidos del alma y los sentidos de la energía y lo difusamente material (que entonces, por primera vez en mi vida asumí como un templo y nunca como un lastre), y además el templo de los templos, los ojos de los ojos, la mirada de las miradas que me regalaba y compartía la mujer más hermosa del mundo, y el ser más bello del universo, MI MAMÁ, MI MADRE.


Rostro diminuto de fémina siempre bella, en la juventud y la senectud, de talle fuerte y poderosamente enérgico, pero en donde todo enseñaba sensualidad, esbeltez y maestría de proporciones, paradigma de la elegancia, trascendiendo todo lo humano, todo lo clásico, lo intemporal lo universal, toda ciencia, todo lo que existe, todo lo que dios no tuvo imaginación para que pudiera existir y extinguiese todo lo feo y doloroso y crease la felicidad única e insuperable sin necesidad, con ausencia absoluta, de pares de opuestos para comprender, valorar, promediar procurar la perfección, la felicidad y el absoluto a todo lo que pudo haber sido y no fue, sino tan sólo mi madre.


Cabellos blancos de color escarcha, arrugas testimonios de espigas doradas, arados, hoces, trigales, prados verdes, sudor de cuerpos de mentes valientes con ilusiones cotidianas constantes y permanentes, heno, guadañas, haces de comida para las vacas, polvo de tierra seca, manchas limpias de tierra húmeda, pólvora seca, ropas mojadas por la lluvia, sudor en el campo, inviernos muy fríos y lluviosos, nevadas y nieve, nieblas húmedas, orballos de casi todo el año y todos los amaneceres, veranos secos y calientes, cargas de comida para los animales en la espalda, surcos polvorientos en la tierra, árboles, madera, leña, fuego amado y reconfortante en una lareira, aventuras para superarse en tierras extranjeras, emigrante de Galicia, mujer universal, trabajadora gallega; una escuela rural, un padre muerto en una guerra antes de que su maravillosa hija naciera; niña bellísima, ojos enormes, tez morena… mi madre, con la azada al hombro… Áurea Abad Maceiras, junto a un río truchero de Galicia, con su molino para la molienda, en la montaña de Galicia, en su interior, sentada en un carro tirado por vacas, en la aldea de Orosa, en el Concello de Aranga, mi madre, y el universo y yo contemplando toda su belleza, toda la belleza, de la persona más entrañable, dulce, sabia, valiente, noble, acorajada y buena… Áurea abad Maceiras… hija de una Flor y un Ángel, la encarnación más admirable de una niña, mujer y anciana, que decidió vivirla y beberla sin condiciones con amor incondicional, en la historia de esta Tierra.


Sus ojos y su mirada inspiran y exhalan en una sístole y diástole, sin percibirse parpadeos, en latidos perfectos y acariciantes, continuos y sosegados nunca reteniéndola, siempre regalándola y compartiéndola, en un hospital de cuerpos en la Coruña, con sonrisa eterna, la ternura, el amor, la comprensión, la generosidad, la bondad, la tolerancia, el realismo, la aceptación, la complicidad incondicional, natural e incontingente con sus hijos, la inteligencia que todo lo alumbra y todo lo puede… la suma y absoluta BELLEZA.


Es la lenta aproximación al final de un ciclo culminado de manera perfecta, hacia el hogar, dulce hogar de los místicos, para entrar en él con la humilde y plácida forma y el contenido impecable de la máxima grandeza.


 


 


 


 

Datos del Poema
  • Código: 381181
  • Fecha: 23 de Septiembre de 2018
  • Categoría: Familia
  • Media: 0
  • Votos: 0
  • Envios: 0
  • Lecturas: 503
  • Valoración:
Datos del Autor
Nombre: JOSÉ ÁNGEL GRAÑA ABAD
País: EspañaSexo: Masculino
Fecha de alta: 23 de Septiembre de 2018
Ver todas sus poesías
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.139.72.200

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Poesias: 99,627
»Autores Activos: 4,260
»Total Comentarios: 47,522
»Total Votos: 9,266,099
»Total Envios 159,596
»Total Lecturas 142,892,756

© HGM Network S.L. || Términos y Condiciones || Protección de datos | Política de Cookies