LA DULZURA DEL AMOR

En los confines del alma, un suspiro se despierta,

el amor se despliega como dulce melodía abierta.

Es un fuego ardiente, que arde sin cesar,

una llama eterna que no deja de brillar.

El amor es dulce, como la miel en los labios,

una dulzura que en el corazón se enreda, sin resabios.

Susurra al oído promesas llenas de pasión,

y llena de color cada rincón del corazón.

Es un beso robado en la penumbra de la noche,

un abrazo que envuelve y calma, sin reproche.

Es el encuentro de almas, unidos en un solo latir,

una danza infinita, sin razón ni porvenir.

El amor es dulce, como el néctar de los dioses,

un elixir divino que se bebe en los encuentros gozosos.

Enlaza las miradas y enciende los sentidos,

hace vibrar el universo con sus lazos infinitos.

Es la fuerza que todo lo transforma, lo renueva,

un regalo divino que en el alma se perpetua.

El amor es dulce, como un sueño hecho realidad,

una eterna melodía que en el corazón se hace hogar.

Así es el amor, un deleite para los sentidos,

un regocijo eterno que florece en los latidos.

Disfrutemos su dulzura, con pasión y entrega,

y en cada verso inédito, su grandeza se refleja.

Auctor: Angel Rafael Anaya Puerta

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