Quisiera ser pura hoja de tabaco
y, con una profunda calada tuya, adentrarme en ti
hasta que, abrasado de amor y consumido totalmente,
con un anhelante suspiro tuyo, saliese suavemente de ti.
Y a la vez, por Fortuna, me quedase dentro de ti,
convertido ya en la más adictiva nicotina.
Y, por tu ansia fiel, de mis cenizas como el Fénix
volver por ti, amor, una y otra vez , a resurgir.
Y fiel calmarte, una a una, todas tus fieras ansias
hasta que, al fin, sólo te quedase ansia de mí.
Y, si un día, de fumar dejaras
una suave brisa de primavera quisiera ser.
Y llevarte los más embriagadores aromas del mundo entero,
aunque para ello me viese inerme arrastrado
por huracán, ciclón vendaval y tornado.
Y, en la tibia mañana de primavera, quisiera,
en mi etéreo estado, acariciar cálidamente tu mejilla
y ondear plácidamente tu suelto cabello
y que, respirándome tú, por tu boca te respirara
hasta que, al fin, sólo mi aire toda tu vida llenara.