Embellece mis paredes tu risa,
mientras yo empaño con mis llantos.
Mi vida atesora caudal de momentos,
la tuya va despacio y, la mía de prisa.
Estoy en el atrio del templo del cielo,
tú en la sonora vida llena de gracia,
regalas como la flor su fragancia,
y yo pinto con tinte rojo tu anhelo.
No puedo simular los sinsabores,
los polvos de mil caminos delatan,
dolores en mi cuerpo se desatan.
En mi jardín muerto están las flores,
pero te amo en el mismo sufrimiento,
a toda hora y, en todo momento.
Autor: Alcibiades Noceda Medina
Cuando se ama de verdad aunque te cause sufrimiento se hace imposible olvidar porque el amor no tiene cadicidad. Un abrazo