Infinita es el agua de la fuente,
como sueña su canto mientras corre,
en mis dedos se esfuma desde el parque,
una nube errabunda se la lleva.
Sinfonía del viento con las hojas,
que dispersa mis versos a la vida,
diluyendo el amor en el espacio.
En los prados se baña el espíritu,
con fragancias de lirios y azucenas,
y en las tierras mojadas resucita.
Oh belleza que sigue su cadencia,
las miradas le besan con encanto,
mariposas parecen suspendidas.
Es el agua que viene dese el cielo,
y nos lleva siguiendo sus arroyos,
caja suave de eternas melodías,
que descifran anhelos escondidos.
Lupercio de Providencia