Angel, efimero quizas, pero angel finalmente. Tu ser envuelve lo grato lo afable.
Nuestros nombres escritos estuvieron en el pasado tal vez, pero ahí estan, en algun rincon del cielo.
Han sido horas de afanes y desdenes, de risas y enojos a la vez.
Como debo mirarte mi Alberto querido, como un lucero fugaz en palabras fugaces o como columna de fuego, de fuerza, de sangre o de carne.
Se que existes, como el mismo sol apareciste, sin ensayos ni disposicion en tus ojos, llegaste justo cuando fue.
Escrito estaba, sin estructura tu mirada quedo fija en el equilibrio de mis ojos y con el tiempo no hubo palabas ni en tu boca ni en la mia solo hechos hasta hoy.
Amigo mio es entonces cuando sabemos que el tiempo es complice de lo que nos ocurre presentando formas filosoficas para atraparnos en la inmersion de nuestras palabras esas encargadas de amarrarnos por siempre.