A Santiago

Como el agua clara de un

manantial interminable.

Traes tus manitos llenas de

sueños y utopías incontables.

Con la primer luz del alba

tus ojitos verán azorados

Un mundo esperanzado.

Dejando detrás al viejo que

 ya por siempre desgastado.

Ya sin quimeras ha quedado.

Con un suave trinar de pájaros

podrás oir los buenos augurios.

Porque en tu inocente llegada

traes la paz y fe tán necesarios.

Más temprano que tarde tus

piecitos pisarán la verde hierba.

Y un coro de angelitos va a cantar

para ti canciones nuevas y bellas.

Como flores que se extienden en 

un infinito prado en cantidades.

Se te darán bendiciones y dones

sin medida alguna y a raudales.

Como el agua clara calmarás la

sed que tienen nuestras almas.

Y en tu tan extenso discurrir

dejarás simiente en quien amas.

Solo tú lograras con tus bracitos

los abrazos sinceros y fraternos.

Desterrando así la oscuridad y

trayendo la paz y luz eternos.

Rp. 2018