Presagio...

Presagio
Si la muerte llegase hoy a su cansada vida,
con ella se iría dichosa y feliz.
Un sutil velo cubriría su rostro
Cubriendo con él, sus cansados ojos.
Yacería su cuerpo en féretro blanco
Y sus brazos cruzados en su silente pecho.
Su quieto rostro exhibiría una sonrisa leve
Y sus carnosos labios lucirían un bello y sutil
color rosado.
Algunos dolientes quizá se preguntarían
¿Estará durmiendo?
¿O reposa ya en el sueño eterno?
Sus seres queridos llorarían su muerte
con gran pesar e inconformismo latente.
Todos unidos cuestionarían a Dios,
por la muerte de ella que no creerían.
Exclamarían con llanto frases de luto;
¡Oh mi Dios por qué te la llevaste!
Si era dichosa y quería vivir.
¡Nadie supo que fue infeliz!
Y que muerta en vida ella vivió.
Su pena ese día ya no aguantó
Y al gran creador le suplico su fin.
Pidió perdón por su gran flaqueza
Y se postró en su lecho a esperar su muerte.
Presagia su óbito con gran sosiego,
porqué solo la muerte terminará con sus pesares.
Palabras del alma
Martha Humphrey
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