Yo no sé si Tú has visto, a un gallo que esté enjaulado,
que ve la gallina suelta y él se siente muy atado.
El gallo afila la espuela queriendo roncar de macho,
la gallina cacarea por todo el acorralado.
¡Mira lo que se me ocurre!
Yo te veo cual gallina, yo me creo ser tu gallo,
pero algo nos separa por aqui en el vecindario.
Tengo mi espuela amolá, más afilada que un clavo,
para cuando te decidas estar por siempre a mi lado.
No te tiraré maíz como a gallina y a gallo,
pues te voy a convencer usando el vocabulario.
Muchas palabras bonitas como te las digo a diario,
lo que falta es que me digas donde vamos a encontrarnos.
Y si acaso no te atreves por temor a comentarios,
olvídate de la gente porque hasta de Cristo hablaron.
¡Oyeme! por favor no lo dilátes, que ya estoy desesperado,
no nos vemos por aquí, nos vamos para otro barrio.