Primero de noviembre en una tumba olvidada

Ya es tarde y la gente se retira. Pero los tuyos no!. Porque no vinieron. Sigues con la tumba abandonada, sin làgrimas, sin flores, sin amor. Como la tuya hay otras, y la enorme tumba del osario. Hoy han caìdo millares de flores sobre los sepulcros. Algunas con un amor de idolatrìa, con una religiosidad que dignifica al gènero humano. Otras, con la displicencia del que ha venido a cumplir una obligaciòn forzosa cuyo incumplimiento reprobarìa el comentario general. Otros hay que han venido a mirar fugazmente la tumba de sus muertos para luego entregarse a un amable paseo por el cementerio. Y hay otros, como los tuyos, que ni han venido; quièn sabe por què. Ese moho que avanza sobre tu làpida es el mismo moho que cubre el alma de la humanidad. Hoy la juventud se ha dado cita luciendo sus mejores atavìos y ha puesto entre sì una nota en sus corazones, los niños juegan en el cementerio y los de edad provecta comentan sus tiempos idos, mientras que en la puerta de acceso se venden flores, juguetes, golosinas, cigarrillos y otros artìculos. El Campo Santo es hoy un recreo, una tertulia, un dìa de fiesta, una feria, una histrionada!. Ves? tambièn se mezclan de frivolidad el dolor, el amor y el dinero. Pues esta humanidad pervertida, ha llegado a un grado de aberraciòn tal, que tiene un modo especial de explotar la muerte de los seres cèlebres. Hace poco se produjo el deceso de una famosa actriz de cine. Apenas acaecido, diarios y
revistas iniciaron inescrupulosamente una artera y desatinada especulaciòn, Se desatò la piraterìa biogràfica encarnada en una banda de famèlicos chacales. Ves que humanidad malvada y ruin? Ves que podredumbre orgànica roe al mundo?. Y si vieras cuàntas bòvedas lujosas se levantan cerca de tu morada funeraria!.Cuànta dilapidaciòn inùtil, cuànta ignorancia la de tus continuadores!. No saben que cada mortal es el artìfice de su perdurabilidad despuès de la muerte. Ya todos se han ido y oscurece. En los àrboles la hojarasca susurra una lira mortecina, que aquì en el cementerio pareciera musitar un himno fantàstico y lastimero. Es el himno de los muertos; de todos los muertos, de los que hoy tuvieron flores y de los que no tuvieron. Salto (Bs.As.), noviembre de 1962 Alfredo Canals