A un lado de mi epitafio

A un lado de mi epitafio yacían coronas de flores dando lustre al suelo enfangado. Oscurecía y el viento bramaba sin susurrar, ausente de la cadencia que le acompaña en una noche fría; en un sitio tan desolado. El olor a jazmines, violetas y azahares se impregnaba en ese viento bravío a punto de tormenta. Y yo estaba ahí; adentro, cubierta de lodo debajo de las coronas; a un lado de la inscripción que anunciaba la fecha de mi comienzo en esta vida y el día de mi final. Estaba aceptando mi última morada, tranquila e indiferente. Sin embargo, al mismo tiempo me veía afuera, me veía desesperada. Necesitaba saber el anuncio de mi último suspiro, pero no lo conseguía. Solamente leía mi nombre en letras mayúsculas. Pronto desperté de ese extraño; pero revelador sueño.