A veces

A veces

dejo que mi alma se hunda en el silencio,

Descanse como algo que requiere

Tomar un dulce sueño, tranquilo y renovador
que se aleje de mi jardín marchito y la lluvia fría,
y la dejo cerca del mar,
donde las olas arrastran los restos de mis sueños rotos.

Aves marinas entonan canciones lejanas,
canciones de esperanzas,

Sanación de ayeres difíciles y amargos adioses
Me alejo, le doy distancia
de los pesares, problemas y sueños frustrados.
Y mi alma, como pájaro migratorio,
se vuelca en ese ambiente, buscando refugio
en estaciones que buscan florecer.

A veces la veo como corteza seca,
vacía, sombra que se esfuma,
agua deslizante entre mis manos.
Mi alma se convierte en faro apagado,
incapaz de iluminar la oscuridad de mis dudas,
y nuestro paso se pierde entre las olas.

A veces la dejo descansar de mis premuras,
y cuando regresa, lo hace descansada,
la veo regresar a mí, brillante,

fortalecida y dispuesta a seguir la lucha
buscando azules horizontes, caminos por descubrir…

Y juntos magnificamos el ansia…

¡De dar sentido a la existencia!

Y tú, ¿cómo tratas a tu alma?
¿La dejas ser libro abierto,
con páginas que el viento arranca
y que nadie lee?