ABEJA Y FLOR

Pidió una abeja a la flor

con tacto muy delicado

que sus pétalos abriera

para dejar que pudiera

libar el néctar guardado.

La flor gratamente sorprendida

de tan galante escarceo

dejó en néctar aflorar

y sin recato aceptar

y consentir aquel deseo.

Muy feliz y complaciente

la flor pidió al animal

que se quedase con ella

para siempre disfrutar.

Pero la abeja contestó

que ella tenia sus labores

y no podía descansar

sino buscar otras flores.

Si yo me sintiera flor

no sería tan inocente

y pondría más cuidado

en complacer a la gente.

Porque amores tan fugaces

esta super comprobado

que la mayor de las veces

solo disgustos han dado.