En la dulzura del silencio busco sus huellas.
Un nuevo viaje intento en pos de ella,
en otro amanecer lejano se me escapa.
Estoy perplejo, todo de ayer es la estampa.
Cómo borrar el lejano ayer de verbena,
su sutileza inmaculada es mi condena,
aún creo que en mi universo ella es cierto,
en la exigencia arcana de su ser estoy muerto.
Estará en el norte o sur, debo encontrarla,
rumbeo hacia ella, me canse de esperarla.
Mi real objetivo es unir nuestro camino,
peregrinando la encontrará, este peregrino.
Ella me mirara yo la miraré. También oirá
como galopa mi corazón, al fin entenderá
mis suspiros y leerá la pagina de mis días.
A mi golondrina la busco no por cobardía.
La busco para que sienta mis manos cálidas recorriendo su cuerpo, como ante ávida,
si amor, esparciremos susurros de sueños.
De nuevo en mis brazos, del mundo seré dueño.
Autor: Alcibíades Noceda medina