Abstinencia.

Al humo intangible de este inmenso territorio
donde las almas penan entre licores perpetuos,
le falta el calor de un sentimiento incorpóreo
que mezcle de pasión el dolor de los inquietos.
Duendes alejados de toda razón y ostracismo
seducen tus gargantas con flores de pureza,
y al oir el gemido te sientes casi el mismo
demonio de la tierra carente de grandeza.
Y el polvo del engaño transmite su agonía
en el cuerpo cuidado de una bella princesa,
que a la noche disfruta lo que sufre en el día
envuelta en tinieblas de espanto y aspereza.
Entonces la mancha que alimenta su alma
pide más noches de lujurias imperfectas,
sabe que el goce incorpora palabras
que rie a la luna y el amanecer...la deja.