Otra vez nos llega furia de amantes
en el juegos abrasados de lujuria
con decoro es gloria. Ésta furia
es de los instintos ciegos, delirantes.
Ya la carne en su éxtasis supremo
la agitación es de una fiera herida,
es el incendio real de la breve vida,
que se apaga pronto, en fulgor extremo.
Ahora inmensa piedad por la criatura,
tan indefensa siempre en su andadura
mortal. Cual perdón se ha inclinado
y, se pregunta aún, triste y doliente;
¿Ese juego fugaz del humano que siente
no se mengua dicha, al ser pecado?
Autor: Alcibíades Noceda Medina