Me pregunto si podrás,
con una sonrisa ufana,
aguantarme mis achaques
no tan sólo una semana,
sino el resto de tu vida,
porque mi naturaleza
ya no es tan fuerte ni sana.
Pregunto: ¿serás capaz
de tenerme tal paciencia
ante mis limitaciones
(a esta edad, ya naturales):
mis ruidos estomacales,
mis frecuentes distracciones,
mis gases e indigestiones,
mujer, los soportarás?
Porque el tiempo deja huella
en tantos años transcurridos,
tengo sordos los oídos
y los movimientos lentos;
los años ya hicieron mella
en mis menguados sentidos
y mis vagos pensamientos.
Padezco de mal aliento
y de los ojos irritados,
los músculos ya cansados
y, a menudo, me impaciento;
mujer: de verdad lo siento
pero, ya en este momento,
mis años están contados.-
Eduardo Ritter bonilla.
21-08-2009, 12:48 a.m.
Mi querido ipocondriaco, espero que sigas deiletandonos con tus poemas, como se que escribes en tercera persona, supongo que no eres tu. un saludo carmen :-D