La Impaciente Espera.

1.
A gran Esperanza, mayor Impaciencia,
Si lo que esperamos, vemos que no llega,
Mientras pasa el tiempo y aumenta la Espera.
¡Ay!, Santa Teresa, de tu Vida hiciste
Una larga Espera.
Viviste muriendo,
Llamando a la Muerte
Para que te abriera
Las Puertas del Cielo.
Nadie más que Tú Divina Impaciente.
Llamaste a la Muerte para que te abriera
Las Puertas del Cielo con el que soñabas,
Pues la Vida es Sueño para los que aman,
Hasta que en El Cielo sus Sueños alcanzan.
¡Ay!, Santa Teresa, ¡quien tener pudiera
Tu Santa Impaciencia,
Pues Dios en El Cielo es Quien nos espera! 2.
No estoy Desesperado de la Vida.
Estoy Esperanzado con la Muerte,
Que es el principio de una Nueva Vida
En la que Dios se nos hará presente
Y a El para siempre quedará ya unida. 3.
Señor, ¿qué Fe es la mía
Que no siento la urgencia de la Muerte,
Si sé que hasta que muera
No podré verte?.
¿Y qué Amor es el mío
Si no lloro Tu Ausencia
Ni quiero irme Contigo
Para gozar, sin fin, de Tu Presencia?.
¡De cuánta Falsedad.
De cuánta Hipocresía
Me debo, cada día,
Dios Mío, confesar!.
Corro tras la Verdad
Y vivo en la Mentira. 4.
Si con la Muerte empieza
La Vida Eterna y el Eterno Amor.
Si con la Muerte vamos,
Al Encuentro con Dios,
¡Que nombre el de la Muerte tan mal puesto,
Pues debiera invitar a la Alegría,
Y nos convoca únicamente al Duelo!.
No le llamemos a la muerte, Muerte.
Busquémosle otro Nombre,
Que a Gloria suene.
Otro nombre que encienda la Esperanza
Y al Gozo únicamente nos convoque.
A Dios nos trae la Muerte:
¡Celebrémosla, entonces,
Como merece!. 5.
Cuando nos vayamos
Todo lo veremos
En el más Claro Espejo reflejado.
¡Y Dios será ese Espejo!
En El eternamente
Nos miraremos.
No seamos Impacientes
Esperemos a irnos.
¡Esperemos!.
Cada día que pasa,
Un día menos
Que ya nos falta.
Y Dios, al que esperamos,
Para que le veamos,
Ya viene a nuestro Encuentro.
Ya nos tiende Su Mano. 6.
El Santo ama a la Muerte,
Señor, para antes verte.
El Héroe la ama
Para alcanzar la Fama.
Para librarse de sus Sufrimientos,
Cuantos Desesperados
Envidian a los Muertos.
Señor, yo no soy Santo.
Señor, yo no soy Héroe.
Sólo soy un Enfermo
Que acepto, resignado,
Mis Sufrimientos,
Porque en su Aceptación
La Paz que iba buscando
En Ti la encuentro. 7.
Señor, cuando me vaya,
Dejaré en este Mundo cuanto tengo,
Para poderte a Ti, Señor, tenerte.
Y en teniéndote a Ti, todo tenerlo. 8.
La Vida es una pista
Donde todos corremos,
Y es la Muerte la Meta
A la que llegaremos.
Dios nos espera en Ella
Y nos dará los Premios
Que por haber corrido la Carrera
Mereceremos. Señor, Tú, a diferencia de los Hombres,
Aún más que el Resultado conseguido
Valoras el Esfuerzo del que corre:
¡Y con todas mis Fuerzas yo he corrido!.
Cierto, Señor, que no llegué el Primero,
Que el Último llegué.
Mas tanto fue mi Esfuerzo,
Que nada más llegar, caía muerto,
Tras besarte Tus Pies. 9.
Motor es la Ilusión
Que el Corazón enciende
Y lo hace andar.
Donde tu Ilusión llegue
Tú llegarás.
Mi Corazón enciende,
Señor, de Tu Ilusión,
Y haz que el Camino que hasta Ti me lleve
Lo recorra veloz,
Pues si tardo en llegar, tal vez no llegue.
Pues ya corre cansino.
Se para y desfallece.
¡Es tan largo el Camino!.
Su Impaciencia le empuja.
El Cansancio le puede.
Señor, ¡corre en mi ayuda!. 10.
Al final de la Vida, si ganamos
La Última Batalla,
A todas las demás
Daremos por ganadas.
Que al final, lo que cuenta
No es el Hoy ni el Mañana.
Al final, lo que cuenta
Es lo que nunca acaba.
Al final, lo que cuenta,
Sólo es La Eternidad,
Porque Dios vive en Ella
Y en Ella los que mueran vivirán. 11.
Que la Vida me dé
Lo que le plazca darme.
Nada le pido.
Solamente que pase
Y que pase deprisa.;
Muy deprisa, cuanto antes.
No quiero que se me haga
Todavía más tarde.
Muerte, muerte, ¡ven ya!
Y te daré las gracias
Si esperar no me haces
Aún mucho más.