Es tan fácil componer
tiernos poemas de amor:
no requiere mucha ciencia
ni una gran erudición;
tan sólo se necesita
una cierta lucecita
prendida en el corazón.
Es sencillo, en realidad,
no tiene complicación;
sólo hace falta contar
con una mujer ideal
que despierte mi ilusión,
que avive mi inspiración
con su ternura y bondad.
Sólo tengo que mirar
tu rostro, con atención,
y en sus rasgos contemplar,
con respeto y devoción,
esa belleza sin par
y esa luz tan singular
que causa mi admiración.
Sólo basta conocerte,
a fondo, en tu interior,
y sentir ese calor
que me envuelve sólo al verte,
para empezar a quererte
con sostenido fervor
y tratar de merecerte.
Son mujeres como tu
las que inspiran mi poesía,
son mujeres como tu
las que llenan de alegría
a mi sediento corazón
y surge la inspiración,
como el sol que alumbra al día.-
Eduardo Ritter Bonilla.