Un día gris

Hoy es un día gris,
parece como que va a llover pero no acaba de arrancar.
Estoy apática, abatida, triste, aunque nadie lo note
no quiero que se note...
he llegado al punto en el que me regodeo con mi tristeza,
me compadezco de mí,
lloro por mí y disfruto con ello
¿qué incongruencia, verdad?...
lloro porque me siento como un pájaro al que le han cortado las alas
porque siento una opresión en el pecho enorme
y un vacío en mi vida inmenso.
Mi alma no está donde debe y soy consciente de ello
ya no pertenezco a este mundo que me he creado
y que pensé que era lo mejor que alguien podía tener
Ahora, al darme cuenta de que he corrido siempre tras una falacia
decaigo y las ganas de seguir se diluyen como gotas de agua en el mar.
Soy prisionera de mi entorno
y ni siquiera tengo fuerzas para librarme de mis cadenas
Son más fuertes que yo porque soy cobarde, muy cobarde
cierro los ojos e imagino
qué pasaría si desapareciera, así, de repente,sin dar explicaciones
y lo que veo me aterra
entonces mis cadenas se hacen más gruesas, enormes,
y me aprietan más, sin darme opción a romperlas.
¡Qué día más gris!
su color me traspasa,
llega hasta lo más profundo de mí,
contagiandome su negrura.
Quizás, si no me doliera... vería las cosas más bonitas,
pero ni eso me es dado,
ahí está, perenne, el dolor físico y el del alma.
Y, sin embargo, sé que esta noche sonreiré con alguna broma y mañana pondré mi mejor cara,
contaré anecdotas divertidas y todos contemplaran a una mujer feliz
porque ya estoy acostumbrada a esconderme,
a esconder lo que siento