Que dulce amanecer,
solo un poco más y estabas,
eran mis manos que te acariciaban,
mi boca te provocaba,
y tu dulce sudor dejabas sobre mi,
y una dulce música nos acompañaba,
en el tierno amanecer tu me mirabas,
tus ojos ardían con brillo y esplendor,
el saber que te amaba,
te volvías loco de emoción,
tu cuerpo temblaba,
junto al mío con la llama ardiente,
de tu calor incediabas mis zonas,
más heladas y ahí te quedabas,
para perfumarlas en tu aroma,
para consumirlas en tu boca,
que ahora huelo a tu presencia,
y sin darnos cuenta,
la noche se hizo amanecer viendo,
tu cálido cuerpo sobre el mío,
con tu corazón latir tan rápido,
que solo aquí me quedaré,
extasiada en tu presencia,
quiero yo amanecer...