En cierto momento y en cierta manera
todos alcanzamos lo que necesitamos para ser feliz,
siempre y cuando te lo propongas.
El tiempo para la felicidad es lo que se escurre entre nuestros dedos,
no tomamos conciencia de esta verdad,
no somos nada razonables ni menos decentes
deseando siempre lo que tiene el hermano,
anhelando los dones que no han sido proporcionados.
Reniega esta savia producto de tu naturaleza,
Agradece a la vida…
a la fuerza que creas que impulse tus motivaciones,
como alguna vez pregono el Marqués;
“sean corteses, honrados, orgullosos sin arrogancia,
solícitos sin palabras insulsas”
y lo más luminoso;
“satisfagan sus voluntades cuando no se perjudica uno ni los demás,
Exijan divertirse sin arruinarse ni perder la cabeza”.-