No había nada solo tinta,
todo se había esfumado,
la más absoluta penumbra,
la realidad se estrellaba,
en mi corazón, mis palabras,
yacían en el caos, los recuerdos
se alborotaban en mi mente.
Pero solo había tinta,
La pluma vieja esparcía los recuerdos,
la tinta narraba mis experiencias,
su color calificaba mi pasado
y las palabras se extenuaban,
creyendo que su futuro orden,
sería el comienzo de algo esperado.
Mis textos ya no cobraban sentido,
ella se llevo la tinta de mi corazón,
quebrando la pluma y batiendo sus alas,
creyendo en el olvido anticipándose
a mis momentos, creídos y vividos.
Pero un poeta no muere jamás,
mientras haya vida, nacerá el valor,
los sentimientos inundarán su corazón,
en cada recuerdo palabras de amor,
el blandir de una pluma y por tinta
el suave grito del rojo pasión.
No podemos evitar el negro,
o la ilógica sinrazón de la desdicha,
los ayeres son desventurados surcos,
y caminos partiendo de la dicha,
aun así luchamos escritores y poetas,
renacemos en cada verso,
creamos y abrimos nuevas metas.