Agradezco a tres calandrias

Enterrado bajo el cemento durante mis
20 años, he permanecido alienado
y muerto creando música de
cámara en mi ataúd de amores frustrados.
Mi familia asistió a un entierro el día
en que nací, y se arrastraba ignorante,
afligida, cada tarde al camposanto,
al nicho contenedor de carne y versos enjuagados.
Mas hace tres meses tres calandrias enviadas de
alguna parte picotearon el humus hasta
abrir el agujero por el que pude ver la luz al fin.
Asieron mis extremos con la ternura de una madre
y volamos al paraíso de una habitación
tinta, llena de sidra y flores de lis.
Gracias Maite, Amandine y Eva.