Arco adintelado
de la puerta de la abadía,
el tiempo pasa día tras día
y pronto te verás curvado.
Capitel corintio
con hojas de acanto,
aunque jamás cambies de sitio,
tú también cambiarás tu encanto.
Y tú, crucero abovedado
con arcos de ordenada estructura,
siempre estarás en el mismo lado
pero nunca con la misma hermosura.
Acueductos que se alzan
de la tierra a la gravedad desafiando;
cuenta me estoy dando
de que el tiempo os alcanza.
Robustas y macizas almenas
que con vuestra sin par belleza
a coronar os atrevéis
los muros de las fortalezas,
¿acaso no sabéis
que el tiempo pasa volando
y que, aunque ahora seáis muy bellas,
poco a poco os estáis deteriorando?.
Éste es vuestro destino,
grandes palacios y monumentos,
pues la vida concluye en el justo momento
en que ha venido.
El tiempo pasa muy deprisa,
convirtiéndolo todo en triste e inerte,
transmutando la risa
en llanto y la vida en muerte.