Amanecí esta mañana con mi espíritu candente abrí de par en par mis ventanas la brisa me dio una bofetada mi cuerpo aún por tus caricias lloraba necesito meterme en este estómago que me enciende, una tacita de café caliente. Te vi acostado en mi cama eras visita, muy pronto te marchabas, desee que el mundo cambiara que regresara la oscuridad que no hubiera amanecer que me tomaras en tus brazos y sintiera tus quejidos, mi placer, que te olvidaras del mundo y me volvieras a querer pero como es imposible me tomare una tacita de café. Eres como una sombra porque solo de noche tu figura puedo ver el sol calienta de día y tú calientas al amanecer mi alma se queda con frío la luna a escondidas nos ve somos dos amantes sin destino, algo que no puede ser, y por eso mi tristeza me pide una tacita de café. Adiós amor, ¿vuelves como a las diez? si el tiempo te traiciona ya lo puedo comprender para nosotros no hay hora, no hay días, puedes venir en enero, o puedes venir un domingo, eso ya está grabado en mi pecho, en mis ojos, no te olvido. Ya lo sabe el pensamiento, y lo leen mis sentidos, aquí me sentaré intranquila le haré plática a la luna miraré a las estrellas y pediré que se acorte el día que el tiempo se vaya de prisa que un ángel no sea cruel y que venga y me acompañe a tomarme mi tacita de café.