Nada era ajeno,
ni el aire,
ni su sombra,
de lentitud y silencio.
Los timbres de tus puertas,
hablan inglés,
aquellas campanas,
de cerro,paja,llanura.
Paso las tardes,
frente de mis arrugas,
Aunque se que no estaré,
ni oiré al perro.
Ni escucharé a la vecina,
por el zaguán,
pisandose la lengua,
y decir flores.
Ni veré al gato enojado,
con el viento,
ni captaré a los amigos,
dejando caer gota a gota.
Ni podré hacer el té,
entre un dolor silencio,
sigo amando las tardes,
que al fin y al cabo es lo que,
se vino conmigo desde aquellos
lugares.
Copyright 2006
12/23/06
autor sagitaria del mar
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