Ali baba y su espejito

Zarpeo colina abajo
en el oriente de los sueños
sobre las capas finas del techo,
en la inmortalidad de ser viejo.
perjuro honestidad al aliento
al vecino fuego
al hermano frío
que hiela los cauces de mi lecho
borra del planisferio
los besos que chocan con los celos.
Abdico en este mundo
prestado por el deseo,
arenoso en el balbuciente sueño
orillado en el helado río;
sus sed ceniza, hambre de pobre,
occidente en el ocaso
del barbecho vientre,
tus anhelados ojos
en el correoso mundo delinquente.
Atrapado en la quimera del olvido
abducido por estraños enanos;
Metamorfosis con el cielo,
el resquemor de hallar lo eterno
desnudando lo extinguido
en esta tierra de perezosos.
Yacido inmortal en los pedestales del cielo
moribundo en la tierra que piso,
hacendado en este mundo
que ya no es mío.