La oscuridad de la noche me poseía,
y el gerrero de la luz hacia mí
venia, me ilumino con su su estrella
la que de su pecho prendía
y acaricíe su energía divina,
y un halo de luz a lo lejos
se veía, era mi gerrero de la luz,
mi ángel de alas doradas,
que a su cielo luminoso
me llevaría.
Mi gerrero de la luz gracias
por posarte en mi mirada,
por necesitar de mí,
por tu embriagadora fragancia.
Aún cuando no estas cerca de mí,
yo presiento tu presencia,
la siento cerca de mi
disipando mis tristezas.
Quizas en otra dimensión
ya hemos estado unidos
y ahora recuerdas mi esencia.
Una extraña sensación
recorre mis sentidos,
sé que te conozco,
que quizas en mis sueños te he visto,
que hemos compartido vivencias
que hemos llorado y sufrido,
que la luz de tu estrella
alumbro nuestro destino.