DIJISTE QUE VENIAS Y NO FUÉ ASÍ

La tarde, poco a poco, fue llegando a su fin; con las primeras luces que se encendían, yo comencé a pensar si vendrías o no; cruel duda que lastima el corazón de los que esperan sin saber el final. Así me sentía, con el alma apretada en un solo sollozo, ¿Cómo saberlo?; si tantas veces dijiste voy y no llegaste y tantas otras te tomaste tú tiempo, sin respetar mis horas, mis minutos o segundos de angustia por tú ausencia. Pero sólo me queda el consuelo de esperar y el tormento de asomarme a mi ventana cada un segundo, con cada ruido que llega de afuera, en la espera vana de creer que llegas. Hay amor si supieras, si vivieras el dolor que provoca la incertidumbre de no saber y sólo tener el hilo de la fe en la creencia de que si vendrás. Pero los segundos se volvieron minutos y estos cumplieron horas y tú no llegaste. Ya cansado de no saber, mis ojos se nublaron y el sabor salado que llego a mis labios me dijo que estaba llorando, pero tú no lo podrías ver por que no has llegado; abatido por la espera mis ojos se cerraron y las lágrimas que hicieron camino en mi rostro, sobre él se secaron. Ahora te veo, que llegaste, en mis sueños al menos cumpliste y me llevare esta imagen de saber que viniste aunque ya no sabré si algún día llegaste, pero a partir de hoy, para ti la tortura será peor, por que jamás sabrás cuanto te esperé y menos sabrás que llore por esperarte hoy.