PIELES DE BREVA

Acaríciame suavemente

como si fuese una hoja

delgada de alerce

que bajo el rigor

del invierno al susurro

de briza gélida muere.

Siénteme al despertar el alba

cuando la alcoba invita

el dinámico episodio en los piélagos

donde arden los labios encendidos en el fanal.

En sintonía de tacto me regodea tu cintura,

ceñidos derroteros de abras en tus montes erguidos

obsequian delicias a mis palmas.

Invádeme con dicha hasta el hastió de la carne,

que blancas uvas reflejen tu sonrisa vegetal

hasta que las intimas cenizas las barra

una ventisca primaveral.

Tócame lenemente

que la luna rojiza es un cañaveral

de rosas pasionarias deglutiendo el día entero.

Crucemos besos de espiras

extendidos al incipiente bostezo matinal

y que la miel se diluya en las pieles

como brevas en su flama mortal.

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