AMOR A MI HIJA

En todas las estrofas escritas en mi vida
jamás tanto amor puse en ellas,
como amor pongo al escribir un poema a mi hija,
criatura que todo mi ser llena,
con el amor que siente hacia mi
y que siempre lo demuestra,
no dejándome de abrazar y de besar
porque yo como padre soy
en este momento todo para ella.
Hija de mi alma, mi niña, mi linda, mi esperanza,
mi corazón, mi fuerza, mi garra, mi ilusión,
eres tan dulce, tan tierna, tan amorosa,
que al sentirte cerca desbordas mi pasión.
Cara bonita, con esos ojazos de color tan bello,
una mezcla de azul, grisáceo y verdoso,
esa sonrisa de juguetona de dieciocho años
que me hace emerger de lo frondoso
para disipar todos los momentos malos
y ser feliz a tu lado siendo tu mimoso.
Soy como siempre dices y no te cansas en decirlo
tu silla, tu mesa, tu sofá, tu cama,
para jugar, descansar, relajarte y soñar,
porque abrazada a mi te elevas y me elevas el alma,
y aunque te diga que eres una “cansá”
me enorgullece el sentirte entre mis brazos acurrucada.
Tú si que eres un cielo y un ángel,
el lucero que abre las noches estrelladas,
el aroma de todos los jardines,
la inspiración de los cuentos de hadas.
Eva, cariño mío, eres ternura personificada,
me alegro saber que existe algo de mi
que abre un mundo de candor y de grana
donde poder llenar mi triste corazón
de tu exuberante alegría que en ti mana.
Eva mi amor, no dejes nunca de quererme
por muchos años que puedan pasar
porque yo soy tu padre que te adora
y que jamás por mucho que pase te dejará de amar.
Gracias mi niña por tanto amor,
Dios me regaló contigo el mejor regalo
ya sabes que para ti siempre seré
ese padre al que puedes marearlo,
sabes que disfruto mucho más
y quiero estos momentos saborearlos.