Tu culo...
Ruptura involuntaria de tu carne,
geometría que escapa a tu deseo,
territorio acotado por mis sueños,
punto de mira de mis madrugadas
insomnes, cuando siento en mi cuerpo
la necesidad de posar mis desnudas manos
y dibujar en él, el mapa de mis sentimientos.
Tu culo...
Pareado de curvas insinuantes,
soneto de incandescente rima,
cántico invertido para voz átona,
tiernos brotes de ortodoxia discutible,
pétalos arrebolados por mis caricias,
violenta emancipación de tu yo externo
que se torna moldeable entre mis dedos
cual suprema concepción de mi deseo.
Tu culo...
Vaivén que me estimula cuando andas,
ominoso balanceo que me aniquila,
feroz conjugación de amor y deseo,
asunción de tu cuerpo con mi ansia,
arquitectura febril que me atosiga
cuando, al fin, te apoyas sobre mi sexo
y expandes mi universo que te aguarda
mitigando el dolor de mis sentidos.
Tu culo...
Urbe donde habitan mis anhelos,
sobria trasposición de lo oculto,
panorámica imprevisible,
sugestión de mis sentidos,
remanso acogedor,
arrebato lujurioso en mis mañanas
cuando, aún adormecida
inicias el simple proceso
de acurrucar tus nalgas
junto al ardor de mi sexo.
Tu culo...
¡Ah, niña!..., tu hermoso culo,
configuración etérea de tu carne mia,
añoranza de un momento compartido,
suavidad sobre la que se desliza mi deseo
en la forzada soledad de mis ardores
cuando, a solas, contigo en el recuerdo,
con tu boca amordazada por mi boca...
mi alma entra en él y lo hago mio.