Madre, tu que lo sabes todo,
y que en tu corazón y en tu alma
no cabe el rencor. .
Llevas dentro de ti un divino tesoro,
muéstrame el camino claro,
y dime si la maldad me ha tocado!
Madre mía, mujer santa que por nada pecaría,
Enséñame la gloria, que por verla no sé lo que daría.
Dibuja ese edén que un día yo tal vez perdiera. . .
Dile a la ilusión que nunca de mi la alejaría. .
Que por evocarla mil voces trataría!
Madre, bella flor tallada de armonía,
Quien te conoce jamás te olvida. . .
Herédame tu sapiencia y toda tu alegría!!
Y déjame lucir como tú. . . .
llena de luz para el resto de mis días!