Al amanecer te ví,
tus ojos me miraban a mi,
lo sentí, lo creí, lo imaginé....
Cómo lo imaginé!
Soñé, soñe que estabas profundamente dormido
sobre el pecho de ésta joven enamorada,
te extrañaba, te lloraba,
me ponía de rodillas rogandote que vuelvas
pero vos, firmamente lo negabas.
Era tu voz, eran tus manos,
algo me detenía.
Hasta que ese día, al amanecer,
me dormí, silenciosamente, despacio,
y caí, volví a tu lado
en ese lugar celestial que está en otro lado.
No sé en que horario,
no sé en que lugar,
pero te volví a tocar
te senti a mi lado,
lo prefería
y decidí, que ahí me quedaría.